09 Ago “Lo realmente caro de nuestra especialidad es no ir regularmente al dentista”
Francisco y Laura Naveiras Hernández, la odontología en su modalidad más avanzada.
La odontología moderna no tiene nada que ver con las fresadoras aquellas con la que los dentistas de mi época torturaban a los pacientes. Pero lo cierto es que mis empastes tampoco se me caen, o sea que algo tendrían de bueno. Y dicen que el nivel cultural de un pueblo, de un país, también se mide por el buen estado bucal de sus habitantes. Todo lo que cuento es cierto, pero hoy están sentados conmigo en Los Limoneros Francisco y Laura Naveiras Hernández. Francisco (Tenerife, 1981) es odontólogo por la Universidad Europea de Madrid y amplió sus estudios con la obtención de masters en Periodoncia e Implantes, en Nueva York y Bolonia. Laura (Tenerife, 1988) es odontóloga por la Universidad Europea de Valencia, diplomada en Gestión y Dirección de Clínicas Dentales por Barcelona y master en Estética Dental por la Universidad de Nueva York.
Tienen otros diplomas de relieve, pero sería prolijo citarlos aquí. Su padre, el doctor Francisco Naveiras, director de la clínica del mismo nombre, fue uno de los primeros odontólogos y especialistas maxilofaciales tinerfeños formados en Santo Domingo (República Dominicana), tras ejercer la medicina general en Tenerife. La odontología no tiene secretos para ellos, que han logrado crear un centro privado en Santa Cruz de Tenerife dotado de la más alta tecnología que existe en España. El ejemplo de su padre está siempre presente en estos dos profesionales: “Nuestro padre fue capaz de ejercer en una habitación de su casa, mientras nosotros jugábamos en el cuarto de al lado. Aquellas eran épocas gloriosas y muy meritorias”. Las respuestas he conseguido que sean comunes, aunque unos temas los responda con más profundidad uno que otra. Es que nunca, en esta sección, había entrevistado a dos invitados a la vez.
-Estamos en plena era de la blancorexia.
“Sí, y es un error. Hay gente obsesionada con tener los dientes blancos, sin calcular los riesgos. Los dientes tienen el color que tienen, que mejora llevando a cabo una buena higiene. Pero los extremos son malos. La blancorexia la hemos importado de Estados Unidos y nació probablemente con los ídolos del reguetón”.
-Ahora los brackets no se notan apenas.
“Han evolucionado mucho, son transparentes, existe una ortodoncia invisible y la estética ha evolucionado de una forma acelerada, como por ejemplo en las fundas, que tampoco se notan a simple vista”.
-La era digital entró de lleno en la odontología. ¿O no?
“En nuestra clínica es todo digital. Y está muy bien, cuando quieres algo estético. No falla. Pero cuando deseas descender a detalles concretos, a algo muy, muy estético, puedes también recurrir a los protésicos, que son verdaderos artistas”.
-¿Morirá el protésico con la tecnología?
“No, no morirá, al menos de momento”.
-¿La boca es el espejo de la salud?
“En cierto modo sí, porque de ella parten migrañas, vértigo y hasta afecciones cardiacas. Por eso los pacientes deben visitar regularmente a su odontólogo, en busca de una buena salud bucal”.
-¿Existe consenso entre especialidades, o entre odontólogos y protésicos, por ejemplo?
“Generalmente, sí, pero en ocasiones no. En la curación de lesiones cercanas actúan neurólogos, oculistas, dentistas, ¿qué somos, fascículos o seres humanos? Existen diferentes filosofías y métodos de trabajo entre especialistas y no estaría de más unificar conceptos y criterios. Siempre decimos que, avance lo que avance la ciencia, que avanza todos los días, los protésicos tienen alma”.
-¿Qué les animó a elegir esta profesión?
“Pues aparte del ejemplo de nuestro padre, a nosotros nos gusta hacer felices a las personas, ayudarlas a encontrar su salud”.
-¿En qué se diferencia un periodoncista de un cirujano maxilofacial?
“Los periodoncistas hacemos cirugía de las encías para abajo; la cirugía maxilofacial tiene un espectro mayor y trata otro tipo de lesiones, sobre todo tumorales y de otra naturaleza”.
-¿Hasta dónde llega la ciencia aplicada a la odontología?
“Pues hasta poder intervenir a distancia, algo similar a lo que consigue el famoso Da Vinci, que tienen operativo muchos hospitales del primer nivel, un robot que opera solo. Mira, para que veas a dónde hemos llegado, hay un programa con ayuda del teléfono móvil que vigila la limpieza de tu boca que tú mismo te haces y te advierte si una muela no ha sido suficientemente repasada. Parece de otro mundo”.
-¿Son muy agitadas las sesiones clínicas en el centro de ustedes?
“No, discutimos serenamente qué hacer, cada viernes, en los casos que lo requieran. No se trata sólo de evitar el dolor del paciente, sino de curarlo. Se toman decisiones en equipo, cada uno dentro de su especialidad. Opinamos todos y tomamos las medidas que creemos más correctas”.
-Supongo que estar al día es importante.
“En nuestra profesión, mucho más. Nosotros hemos logrado la tecnología más avanzada que te permite detectar todo tipo de lesiones en la boca con una calidad de imágenes realmente notable”.
-¿Se acabaron aquellos moldes de yeso?
“Los puedes tirar a la basura”.
(Francisco Naveiras Hernández, que realizó un importante y selectivo master en Columbia (Nueva York), ha impartido conferencias en varios lugares del mundo. Incluso en China y en ciudades como Lima, Bolonia, Nueva York y Madrid. Sus estudios se refieren a implantología y cirugía en los tejidos blandos. Laura, que tiene una mano especial para los niños, me dice que siempre quiso ser odontóloga: “Lo tuve claro, porque lo viví en casa desde niña”. Y Francisco añade que le vino muy bien su estancia en Nueva York, porque pudo conocer a los mejores en su especialidad y fue admitido en un master al que muy pocos profesionales consiguen acceder).
-¿Existen tratamientos muy difíciles?
“Todos tienen su complejidad. En la medicina, y hablamos en general, cuanto más sabemos menos sabemos. Hay que estar preparados para aprender cada día y para aplicar al enfermo lo que sabemos; cuanto más te formes mejor vas a solucionar todo lo que se te presente”.
-También tienen que tener mucha dosis de sicología. Porque conozco pacientes que sienten terror al sillón del dentista.
“Es verdad que debemos estudiar la sicología del paciente, por supuesto. Y es preciso saber escuchar al paciente y darle el cariño necesario y ofrecerle un buen plan de tratamiento”.
-¿Qué opinan de esas clínicas que parecen multinacionales y que se anuncian en televisión constantemente?
“Nada que opinar si son honestas y operan dentro de la legalidad. Algunas se han quedado en el camino, por algo será. Pero no seremos nosotros quienes emitan opiniones cuando hay colegas de por medio. Conocemos franquicias que han dado pábulo al regateo y esto no debería ocurrir”.
-¿Por qué es tan cara la odontología?
“No, no lo es. Nosotros hemos mantenidos las mismas tarifas desde hace años. Lo realmente caro es no acudir regularmente al dentista. Si lo haces, la odontología, en cuanto a precio, solo será un reflejo del desarrollo de la tecnología y de la inversión que tenemos que hacer en sofisticados aparatos en beneficio del paciente. Pero con una boca sana, porque has actuado a tiempo, no se hace nada cara, todo lo contrario”.
-¿Y qué me dicen de los implantes chinos?
“Ni pensar en ellos. Nosotros empleamos tecnología suiza en los implantes. Es la mejor, indiscutiblemente. Y también la más cara. Los chinos venden sus implantes al peso”.
-¿Es verdad que se puede obtener una dentadura nueva, completa, en un día?
“Claro que sí, con implantes y prótesis perfectamente colocados. Y sin dolor”.
(Quiero decir que el otro día me repararon una muela “averiada”. Patricia, la ortodoncista de la clínica, me anestesió. No me enteré. A la media hora tenía una muela perfectamente curada, pude comer normalmente, no sentí dolor en ningún momento. Me acordé entonces de mi dentista de la infancia, Bernardo Cámara, que fue un maestro pero yo lloraba cada vez que me sentaba en aquel sillón de su consulta portuense. Sentía un dolor terrible. La Clínica Naveiras, por cierto, fue la primera en Canarias en su especialidad que está auditada por AENOR).
-¿A qué edad debe un niño visitar al dentista por primera vez?
“Desde los tres o cuatro años, porque del buen estado de la boca del pequeño dependen trastornos del sueño, malestar, rendimiento en el colegio, problemas en los maxilares. No es solo ver si hay caries o no en los niños y en los jóvenes; es mucho más”.
-Hablamos antes de los protésicos. ¿Se resisten a adoptar la tecnología digital?
“Bueno hay de todo, pero generalmente sí se resisten. Pero esa tecnología ofrece a los pacientes tratamientos de calidad y le aportan mucha seguridad. Otros protésicos se han adaptado perfectamente a los tiempos”.
-¿La fruta es recomendable para la sanidad de la boca?
“Sí, porque la fruta refresca, evita las caries y la sequedad en la boca que las provoca”.
-El escáner intraoral ha sido una revolución. Ustedes lo han incorporado.
“Sí, claro, ha sido una revolución, por su limpieza, por su exactitud, por su altísima tecnología y porque, en su caso, le da al protésico instrucciones muy precisas”.
-¿Cuánto tarda un escáner intraoral en hacer su diagnóstico?
“Hay incluso concursos a ver quién lo hace más rápido. En ocasiones, menos de un minuto. Y, además, ya no provoca impacto en el medio ambiente, no hay escayolas, no hay desechos”.
-¿Se ha abandonado el paciente dental durante la pandemia?
“No, al revés. Parece que ahora tiene más tiempo para ocuparse de su boca. Y con las mascarillas se huelen más; ellos mismos detectan, por ejemplo, la alitosis. O sea, que la gente se ha concienciado. Date cuenta que con ese escáner el paciente puede tener una prótesis puesta en 24 horas o en menos. Esto ha dado un salto muy grande, incluso para la cirugía guiada, porque la hace mucho más fácil y mucho más eficaz”.
-¿Entienden a los negacionistas del COVID-19?
“No, por eso animamos a todo el mundo a vacunarse, siguiendo las pautas sanitarias, porque las vacunas están salvando muchas vidas”.
-Por cierto, ¿cuánto tiempo es el recomendado para la limpieza de dientes con un cepillo? Y otra cosa, ¿manual o eléctrico?
(Yo creo que aquí hay división de opiniones, pero las dos válidas. En lo que coinciden ambos odontólogos es en el tiempo. De tres minutos a tres minutos y medio es lo ideal, tomando precauciones para no dañar las encías. Es Laura la encargada de aconsejar a los niños cómo hacerlo. Cuando me fui a reparar la muela había un grupo de niños en la consulta, revisándose su boca. Todo un ejemplo. Laura tiene una paciencia infinita con ellos).
-¿Cuál va a ser la meta final de esta especialidad?
“No existe. Estamos pasando por una revolución tecnológica superior a la de otras especialidades médicas. Es algo impresionante. Día a día aparecen nuevas tecnologías que nos ayudan y que nos hacen mejores. En nuestra profesión, la formación y el estar al día son imprescindibles”.
-Lo he notado, sí señor.
NOTICIA EXTRAIDA DEL DIARIO DE AVISOS > VER NOTICIA AQUÍ